martes, 24 de enero de 2017

Conde de Lautrémont (Isidore Ducasse) Obras Completas, Los cantos de Maldoror-Poesías-Cartas, Traductor Aldo Pellegrini, Ed. Argonauta 2007 Buenos Aires. 841 L38 O27
12 los explosivos imperiosos del corazón ardiente del poeta han tenido tiempo de apaciguarse… en vida son demasiado fuertes y se teme que su poesía salga de los libros y trastorne la realidad.
16 “Sólo algunos saborearán sin peligro este fruto amargo”
19 ese resentimiento haya sido la causa inicial de su actitud… la fabulosa universalidad que adquiere su protesta, la hondura metafísica.
21 C.G. Jung en El yo y el inconsciente: “El psicoanálisis tiene una inconsciencia ingenua de sus límites; se puede comprobarlo en el modo como trata las obras de arte”
22 Musset designó con el nombre de “mal del siglo” … síntomas que eran la incertidumbre del porvenir, el desprecio por el pasado, la incredulidad y la desesperación.
… la protesta contra todo poder coercitivo que impide la realización del individuo.
23 … el fenómeno “hombre” es algo que todavía está por realizarse; y para esta realización ponen sus esperanzas en lo estrictamente vital del hombre, que se encuentra reprimido por las convenciones sociales de todo tipo, las que han conducido a la petrificación de mitos vacíos, tanto de orden moral, como cultural y espiritual…
Baudelaire: “Hombre, nadie ha sondeado el fondo de tus abismos”
Lautréamont … parafrasea … “Me he preguntado qué será más fácil de reconocer, si la profundidad del océano o la profundidad del corazón humano”
26 … el hijo bueno es calumniado por el hermano y luego torturado por los padres…
27 “La poesía debe ser hecha por todos” y “El plagio es necesario”
28 Leatréamont … Inaugura una poesía de lo desmesurado, del grito.
29 … toda aparición avasalladora de un estado de espíritu colectivo es inevitable,
Leautréamont … se nos aparece como el eslabón de una gran cadena que se extiende en el tiempo, a través de la historia, y que forman todos aquellos que buscan permanentemente, obsesivamente, la salvación del hombre sobre la Tierra, afirmándolo en su condición vital, creadora, en su necesidad de realizarse como ser concreto e individual, sin trabas absurdas. Esa gran cadena mantiene una permanente oposición, una lucha incesante, contra una corriente poderosísima que tiende a anular al hombre como ser vital, prometiéndole a cambio de vegetar, sea una utopíca seguridad en el presente, sea una recompensa futura.
30 … la utilización absolutamente deliberada de mecanismos aparentemente caóticos puestos al servicio de una fantasía y un humor que maneja magistralmente lo grotesco, lo arbitrario y lo absurdo. … “Mis razonamientos chocan contra los cascabeles de la locura y la apariencia sería de lo que al fin es grotesco”
31 “Todo está explicado, tanto los grandes detalles como los pequeños”
32 “… la multitud de padres tan ingratos hacia el Creador como para abandonar el fruto de su miserable unión”.
33 “¿Qué son entonces el bien y el mal? ¿Son acaso la misma cosa que testimonia nuestra furibunda impotencia y el ardiente deseo de alcanzar el infinito por cualesquier medios, por insensatos que fueren?”
... Las anécdotas que nos aporta Lautréamont son paradigmas que demuestran la responsabilidad del hombre en el problema del mal. El mundo hecho a la medida del hombre convierte al hombre en culpable;  el hombre hecho a la medida de Dios convierte a su vez a Dios en culpable.
34 … aquel que tiene el poder es el que hace el mal; Dios posee el poder máximo: ahí está la fuente originaria del mal.
35 … la aventura de Dios en el lenocinio. (Nota personal : iglesia de la soledad, merced, cd. México)
“el vivo pesar de no llegar a vivir bastante para explicaros lo que no tengo la pretensión de entender yo mismo”
“La órbita aterrorizada por la que gira el globo humano en delirio, habitado por espíritus crueles que se matan entre sí”
36 … el hombre es capaz de hacer todo el mal posible en nombre del bien.
Vivir significa entonces la paulatina destrucción de la inocencia,
37 El mundo de los adultos es un mundo dominado por el mal, que se expresa por el abuso del poder, la falta de amor, el ejercicio de la crueldad, el egoísmo.
Los fundamentos mismos de la moral son una farsa.
“Mi poesía tendrá por objeto atacar al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador que no debería haber engendrado semejante carroña”
Toda la exhibición de monstruosas crueldades se convierte de este modo en una colección de paradigmas.
38 Tampoco el amor tiene sentido en el mundo manejado por el odio y el egoísmo. “Ignoro la amistad y el amor” … “Un amor que ha resuelto no satisfacer su sed con la raza humana. Amor hambriento que se devoraría a sí mismo si no buscara su alimento en ficciones celestiales”
39 El hombre vive en un medio hostil formado por los otros hombres, lo cual hace que se sienta distinto de sus semejantes y lo condena a la soledad.
 “La maldad de éstos (los hombres) se ejercitaba en perseverantes estragos durante años enteros. Entonces no reconocía límites mi furor, y yo sufría arrebatos de crueldad…”
Se desarrolla así una verdadera lucha del hombre con el medio que lo aprisiona, lo limita, lo agrede. Cuando ese hombre quiere conservar su integridad, su persona, surge el orgullo como defensa en la plena soledad. Pero en esa lucha generalmente triunfa el medio, y el hombre, o se domestica, sumándose a la grey y adopta sus normas, o perece. Los perros ladran a la creación … simbolizan la revuelta del ser domesticado contra la coerción del medio y los poderes esclavizadores.
40 El piojo … la agresividad traicionera que nos extrae la vida sin que lo advirtamos.
… cuántas frustraciones silenciosas, cuántas muertes en vida no provoca diariamente la gran organización internacional de la estupidez mediante el más sutil de los mecanismos de destrucción del espíritu, la institución de un seudoarte oficial con su cortejo de premios oficiales, prebendas, academias, y el poder de un periodismo más o menos literario.
41 “Pienso, luego existo”, no … es suficiente,  … “Existo, luego no soy otro” … “Yo soy otro” … un mecanismo de despersonalización …
43 … una crítica despiadada de la sociedad falsa y corrompida en que viven, … combaten la moral de la sumisión e inician una revolución en el plano ético …“ … esta poesía de revuelta …” Revuelta contra la esclavitud del hombre, contra la domesticación que se le impone mediante normas estúpidas, antinaturales e hipócritas, utilizando los recursos de coerción del poder, contra la crueldad y la corrupción de los detentadores de ese poder, quienes reducen a la inmovilidad a los hombres.
44 Para el adolescente con su potencial de vida intacto, con su pureza no adulterada, vivir como lo exige la sociedad significa degradarse, falsificar, mentir, y, en definitiva, no vivir.
45 “Cuando estés en cama y oigas los ladridos de los perros en el campo, ocúltate bajo los cobertores; no te burles de lo que hacen: tienen sed insaciable de infinito, como tú, como yo, como todos los humanos…”
Las metamorfosis se convierten en el mecanismo objetivo de despersonalización y constituyen el leit-motiv de toda la obra de Lautréamont. Significa para él: el hombre se transforma para no ser igual a sus semejantes y poder apartarse de ellos.
46 “En adelante la desesperación se alimentará de tu más pura sustancia” … ese pesimismo ataca destruye y niega sin piedad lo malo, perverso, falso; y como consecuencia de ello, crea, moraliza, despierta, sacude. Es, finalmente, un pesimismo constructivo.
48 “Retomemos el hilo indestructible de la poesía impersonal”.
49 … utilizad temas y formas poéticas conocidos para destruirlos mediante la acción corrosiva del humor … recurrid a aforismos o frases famosas en las que una ligerísima modificación hace aparecer un sentido totalmente distinto: ¿se puede tener idea de algo más peligroso y a la vez más seductor?
Pascal: “Si la nariz de Cleopatra hubiera sido más corta habría cambiado la faz del mundo”, Lautréamont la modifica de este modo: “Si la moral de Cleopatra hubiera sido menos corta, la faz del mundo habría cambiado…”
50 Pascal: “La grandeza del hombre es grande por el hecho de que se reconoce miserable…. Lautréamont: “El hombre es tan grande, que su grandeza se manifiesta sobre todo en no querer reconocerse miserable…”
Pascal: “Pocas cosas nos consuelan porque pocas cosas nos afligen” Y Lautréamont: “Poco es lo que nos consuela, mucho es lo que nos aflige”.
51 Vauvenargues: La conciencia, el honor, la castidad, el amor y la estima de los hombres, tienen un precio en dinero. La liberalidad multiplica las ventajas de las riquezas. Lautréamont: La inconsciencia, el deshonor, la lubricidad, el odio, el desprecio de los hombres tienen su precio en dinero. La liberalidad multiplica las ventajas de las riquezas.
 54 … el vengador, que trata de hacer sentir a los hombres todo lo que le hicieron sentir a él.
56 ¿Es solamente la soledad o la acción estimulante de una droga lo que desencadenó en Lautréamont su cortejo de visiones fantásticas? Según Maurice Heine es muy probable que haya acudido a la acción de la belladona, droga que por entonces se había puesto de moda gracias a estudios médicos recientes. Lautréamont mismo lo da a entender al comienzo del canto II: ¿Adónde ha ido este primer canto de Maldoror, después que su boca llena de hojas de belladona, lo dejó escapar a través de los reinos de la cólera, en un momento de reflexión?” La intoxicación por la belladona produce un estado delirante a veces eufórico, pero a menudo con accesos de furor, muy similares a los que se advierten en Los Cantos… Resultados análogos se han obtenido recientemente por el empleo de ciertas drogas alucinógenas que desconectan de la realidad, tales como la mescalina.
61 … la reunión de dos realidades lo más alejadas posibles. … “Resulta extraña la seductora tendencia que nos impulsa a investigar (para después expresarlas) las similitudes y diferencias que encierran, en el límite de sus propiedades naturales, los objetos más opuestos entre sí y a veces los menos aptos en apariencia para ese género de combinaciones…”
62 … entendiendo por humor negro aquel en que la crueldad exagerada, arbitraria, grotesca, es el elemento esencial.
67 Este libro nos conduce por una grotesca galería de espejos en los que se reflejan las deformaciones del hombre; pero, por sobre todo, está destinado a sacudir.
74 … con ojos repletos de un remordimiento lancinante y a la vez rencoroso, guardando un silencio glacial, sin atreverse a expresar las vastas e ingratas meditaciones que cobijan sus pechos, tan llenas están de injusticia y de horror, y entristecer así de compasión al Dios misericordioso… que tu gracia decuplique mi vigor natural.
78 El viento se lamente a través del follaje con lánguidas notas, y el búho entona su grave endecha que hace erizar los cabellos de quienes escuchan.
79 “Cuando estés en cama y oigas los ladridos de los perros en el campo, ocúltate bajo los cobertores; no te burles de lo que hacen: tienen sed insaciable de infinito, como tú, como yo, como todos los otros humanos de rostro pálido y alargado…”
82 ¿por qué contempla el rostro de sus semejantes con tanto desprecio? … no se han jurado fraternidad entre sí… Grande o pequeño, cada hombre vive como un salvaje en su guarida, y sale de ella muy poco para visitar a sus congéneres, acurrucados igualmente en otra guarida. La gran familia universal de los seres humanos es una utopía digna de la lógica más mediocre. Además, del espectáculo de tus Mamas fecundas se deduce la noción de ingratitud: pues se piensa inmediatamente en la multitud de padres tan ingratos hacia el Creador como para abandonar el fruto de su miserable unión.
83 Viejo océano, tus aguas son amargas. Tienen exactamente el mismo gusto que la hiel destinada por la crítica sobre las bellas artes, sobre las ciencias, sobre todo. Si alguien tiene genio, se lo hace pasar por idiota, si algún otro es corporalmente bello, resulta un horrible contrahecho… Muchas veces me he preguntado si será más fácil de reconocer la profundidad del océano que la profundidad del corazón humano… Sí, ¿cuál es más profundo, más impenetrable de los dos: el océano o el corazón humano?
84 ¿Quién comprenderá por qué dos amantes que se idolatraban la víspera, se separan por una palabra mal interpretada, uno hacia oriente, otro hacia occidente, con los aguijones del odio, de la venganza, del amor y de los remordimientos, y no se vuelven a ver nunca más, embozado cada uno en su altanería solitaria?
… el hombre dice hipócritamente sí y piensa no.
85 Viejo océano, oh gran célibe; cuando recorres la solemne soledad de tus reinos flemáticos, te enorgulleces con justicia de tu magnificencia natural y de la merecida alabanza que me apresuro a dedicarte. Voluptuosamente mecida por los tiernos efluvios de tu lentitud majestuosa – atributo, el más grandioso entre aquellos con que el soberano te ha favorecido -, tú haces rodar, en medio de su sombrío misterio, por toda tu superficie sublime, las olas incomparables, con el sentimiento sereno de tu eterno poder. Ellas desfilan paralelamente, separadas por cortos intervalos. Apenas una disminuye, otra que crece va a su encuentro, acompañada del rumor melancólico de la espuma que se deshace para advertirnos que todo es sólo espuma.
89 Esos son los gritos que suelen oírse en el silencio de las noches sin estrellas.
90 … fue afrentado en su juventud con un apodo, que lo ha dejado inconsolable para el resto de su existencia… su dignidad herida veía en eso una prueba flagrante de la maldad de los hombres.
92 Si quieres el pájaro que nunca descansa, te lo traerán. … te traerían la cometa del tamaño de una torre, que han escondido en la luna, y de cuya cola están suspendidos, por lazos de seda, pájaros de toda clase.
93 Y este… amante cuyos castos labios apenas se entreabren para los besos de la aurora de la vida.
… los … que encuentran placer en la violación de los cadáveres…
94 … despierta y advierte que la realidad es tres veces peor que el sueño.
… es gobernado durante años que son siglos, de la mañana a la noche y de la noche a la mañana siguiente, por un paria de la civilización que no le quita los ojos de encima, siente oleadas tumultuosas de odio palpitante subir como una espesa humareda a su cerebro que parece a punto de estallar.
96 Aunque diga lo que no piensa, con todo, creo que tiene motivos para actuar como lo ha hecho, impulsado por los restos andrajosos de una caridad destrozada en él.  … permíteme tocarte, y que mis manos, que tan raramente estrechan las de los vivos, se posen sobre la nobleza de tu cuerpo. Suceda lo que suceda, sabré a qué atenerme.
97 … te extraviarías durante la noche. Es mi deber ofrecerte un tosco lecho; no tengo otro. Ten confianza en mí, pues la hospitalidad no exigirá la violación de tus secretos.
98 Te agradezco tu benevolencia… Sepulturero, es hermoso contemplar las ruinas de las ciudades, pero es más hermoso contemplar las ruinas de los humanos.
100 Abandona esos pensamientos que dejan a tu corazón vacío como un desierto; ellos son más abrasadores que el fuego. Tu espíritu está tan profundamente enfermo que ni siquiera lo notas, y crees encontrarte en tu estado natural cada vez que de tu boca salen palabras insensatas, aunque rebosantes de infernal grandeza.
¿Con qué derecho vienes a esta tierra para escarnecer a los que la habitan, despojo corrompido, juguete del escepticismo?
101 … la guerra eterna ha instalado su impero destructor sobre los campos y cosecha con alegría numerosas víctimas.
103 ¿Adónde ha ido este primer canto de Maldoror desde el momento en que su boca, llena de hojas de belladona, lo dejó escapar a través de los reinos de la cólera, en un momento de reflexión?
… el hombre de figura de sapo ya no se reconoce a sí mismo, y cae a menudo en accesos de furor que lo hacen parecerse a una bestia de los bosques.
104 … a él le gusta hacerte daño por la legítima convicción de que llegarás a ser tan malo como él, y de que lo acompañarás hasta el anchuroso abismo del infierno, cuando suene su hora.
105 Esos agentes de la policía celeste cumplen con celo su penoso deber si he de juzgar sucintamente por mi frente herida.
 ¿Cuándo tu conducta decidirá no tomar más las apariencias de la extravagancia?
106 Basta, basta, perro voraz; deja el parqué como está; tienes el vientre lleno. No debes continuar bebiendo pues no tardarías en vomitar.
… tendré la fuerza suficiente de levantar la pluma y el valor para ahondar en mis pensamientos.
Olvida su majestad sideral a fin de revelarnos los misterios en medio de los cuales nuestra existencia se asfixia.
107 ¿Quién sino él me suministra las acusaciones contra él mismo? Nunca agotará mi verba temible, que se nutre de las pesadillas insensatas que atormentan mis insomnios.
108 … soy tuyo, te pertenezco, ya no vivo para mí mismo. El dolor que me produzcas no será comparable a la felicidad de saber que aquel que me lacera con sus manos criminales está impregnado de una esencia más divina que la de sus semejantes. Sí todavía es agradable dar la propia vida por un ser humano, y conservar de este modo la esperanza de que todos los hombres no son malos, ya que al fin hay uno que ha sabido atraer con firmeza hacia si la resistencia desconfiada de mi amarga simpatía.
109 … caridad humana … palabra vacua, que ya ni siquiera figura en el diccionario de la poesía.
110 ¿? … tiene la sensación de que no está en el lugar que le corresponde, y, sin embargo, no puede salir de él.
¡Raza estúpida e idiota! Te arrepentirás de comportarte así. Yo soy quien te lo dice. Te arrepentirás, ¡claro que sí!, te arrepentirás. Mi poesía tendrá por objeto atacar por todos los medios al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador, que no debería haber engendrado semejante carroña. Los volúmenes se amontonarán sobre los volúmenes hasta el fin de mis días, y en todos ellos no se verá más que esta única idea, siempre presente en mi conciencia.
112 … mis ojos, lastimados por el insomnio eterno de la vida.
113 Oye bien… Pues como el cielo ha sido hecho por Dios lo mismo que la tierra, ten por seguro que encontrarás los mismos males que acá abajo.
… justicia … te la rehúsan…
114 No hay más que un medio de poner fin a la situación: desembarazarte del enemigo. Ha ahí adonde quería llegar para hacerte comprender sobre qué bases está fundada la sociedad actual.
En lucha abierta, no podrás jamás vencer a los hombres, sobre quienes ansías extender el imperio de tu voluntad; pero con la astucia tú podrás luchar solo contra todos.
Los medios virtuosos y bonachones no conducen a nada.
117 “Que cada cual persevere en su naturaleza”
124 El pueblo que no obedeciera a sus propios instintos rastreros y diera señales de rebelión, desaparecería tarde o temprano de la tierra, como hoja de otoño, aniquilado por la venganza del dios inexorable.
Inmundicia, reina de los imperios, cuida, en presencia de mi odio, el espectáculo del crecimiento insensible de los músculos de tu prole hambrienta.
125 Esa maraña horrorosa se volvió con el tiempo más y más enorme, adquiriendo las propiedades líquidas del mercurio y ramificándose en cuantiosos ramales que en la actualidad se nutren devorándose unos a otros.
126 Con ayuda de vuestra leche fortificante, mi inteligencia se ha desarrollado rápidamente, adquiriendo proporciones enormes en medio de la estupenda claridad que entregáis como regalo a todos aquellos que os aman con amor sincero.
131 No puedo tolerar que, no haciéndote yo nada, te comportes deliberadamente de un modo que me perjudica.
134 … humanos de verga roja…
135 He ahí justamente la razón por la que me sería doloroso marchar al lado de tu cruel túnica de zafiro, pues no siendo tu esclavo, podría llegar a serlo de un momento a otro.
136 … a exhalar, como un soplido artificial, el torrente de mentiras que tu fatuidad exige severamente de todo ser humano.
137 Yo buscaba un alma similar a la mía, y no puede encontrarla. Registré todos los rincones de la tierra: mi perseverancia fue inútil.
138 Los truenos estallaban en medio de los relámpagos sin poder dominar el fragor de las lamentaciones que partían de la mansión sin cimientos, sepulcro móvil.
140 Era una promesa contraída conmigo mismo …
La sensibilidad embota, se endurece. … pues la justicia humana, mecida por el huracán de aquella noche espantosa, dormitaba en las casas, a pocos pasos de allí.
141 … los tiburones hacen bien pronto una tortilla sin huevos y la reparten de acuerdo con la ley del más fuerte. … Sus ojos feroces iluminan satisfactoriamente el escenario de la carnicería…
142 Se miran a los ojos durante algunos minutos, y cada uno se asombra de encontrar tanta ferocidad en la mirada del otro. Dan vueltas en redondo nadando sin perderse de vista y diciéndose para sus adentros: “He vivido engañado hasta hoy: he aquí alguien que me supera en maldad”… uno y otro deseosos de contemplar por primera vez su vivo retrato.
143 Se compadece al hombre que se suicida, se lo admira, pero no se lo imita.
144 El hombre de labios de bronce, ocupado hasta entonces en arrebatarlo a la muerte, observa al joven con más atención y sus rasgos no le parecen desconocidos.
147 … ambos vivimos como monarcas vecinos que conocen sus fuerzas respectivas, y no pudiéndose vencer el uno al otro, están hartos de las batallas inútiles del pasado.
… la conciencia sólo sabe mostrar sus garras de acero.
149 No… no conduzcamos aún más profundamente la jauría salvaje de picos y excavaciones a través de las minas explosivas de este canto impío.
152 … el globo humano en delirio, habitado por espíritus crueles que se matan entre ellos  en los campos donde ruge la batalla (cuando no se asesinan pérfidamente, en secreto, en el centro mismo de las ciudades, con el puñal del odio o de la ambición).
153 … el orinal rocoso donde se desahoga el ano estreñido de las cacatúas humanas,
… su juventud dorada que sólo pide penetrar en los palacios de los placeres.
156 … su juventud, sus ilusiones y su felicidad pasada que vuelve a ver a través de las brumas de una inteligencia destruida, por el torbellino de las facultades inconscientes.
163 ¿os gustaría estar en su lugar y sufrir de parte de los que pasan, las injurias que no le habéis ahorrado?
¡Malhadado el hombre culpable de esa injuria, que no supo respetar al enemigo, caído sobre una mezcla de barro, sangre y vino, indefenso y casi inanimado!
166 Las sábanas todavía están húmedas de su cálido contacto y conservan en su  desorden las huellas de una noche dedicada al amor…
167 En un momento en que los deseos corporales alcanzaron el paroxismo del furor,
169 … les aconsejaré que chupen la verga del crimen, puesto que otro ya lo ha hecho…
170 … los restos resplandecientes de mi túnica de ópalo,
171 ¡Alma regia, entregada en un momento de extravío al cangrejo de la corrupción, al pulpo de la debilidad de carácter, al tiburón de la abyección personal, a la boa de la amoralidad, y al caracol monstruoso de la imbecibilidad!
173 ¿Cómo se van a someter los hombres a esas leyes, si el legislador mismo es el primero que se rehúsa a ceñirse a ellas?
175 Lineo, que al clasificar al hombre comienza diciendo:  “No es ni piedra ni una planta, es, por lo tanto, un animal”.
176 … la naturaleza de nuestra alma perversa, me penetra como un clavo de herrería.
El hombre y yo, encerrados en los límites de nuestra inteligencia, como a veces un lago en un cinturón de islas de coral, en lugar de unir nuestras respectivas fuerzas para defendernos del azar y del infortunio, nos separamos con el estremecimiento del odio, tomando dos caminos antagónicos como si nos hubiésemos herido mutuamente con la punta de una daga.
… ya que cada uno descubre en el otro su propia degradación…
177 ¡dos amigos que procuran obstinadamente destruirse! ¡curioso drama!
Y hay que advertir además que aun cuando una potencia superior nos ordena, en los términos más claramente precisos, arrojar a los abismos del caos la juiciosa comparación que todos han podido sin duda saborear con impunidad, aún en ese caso, y justamente en ese caso, no debe perderse de vista este axioma primordial, los hábitos adquiridos en el transcurso de los años, los libros, el contacto con sus semejantes y el carácter inherente a cada uno que se desarrolla en rápido florecimiento, impondría al espíritu humano, el irreparable estigma de la recidiva en el empleo criminal (criminal si nos colocamos momentánea y espontáneamente en el punto de vista de la potencia superior) de una figura retórica que más de uno desprecia pero que muchos ponderan.
178 … sin embargo, le está permitido a todo el mundo matar moscas y hasta rinocerontes, a fin de distraerse, de vez en cuando, de un trabajo demasiado escabroso.
¡Oh, ese filósofo insensato que estalla en carcajadas al ver a un asno comiendo un higo!
… el elogio y la adulación son dos grandes piedras de escándalo.
Enseñadles a leer y se rebelarán. ¡No es un loro que se extasiaría ante su debilidad, ignorante o imperdonable!
180 En cuanto a mí, no me dejaré confundir por los cloqueos burlones y los mugidos extravagantes de los que encuentran siempre algo que desaprobar en una personalidad que no se parece a la de ellos, por ser una de las innumerables variantes intelectuales que Dios, sin apartarse del tipo primordial, creó para gobernar las armazones óseas.
Yo quiero mostrar mis cualidades, pero no soy lo bastante hipócrita para ocultar mis defectos. La risa, el mal, el orgullo, la locura, aparecerán, alternando con la sensibilidad y el amor a la justicia, y servirán de ejemplo a la estupefacción humana; todos se reconocerán, no como deberían ser, sino como son.
181 ni la sed ni el hambre son las causas principales que me impiden dormir.
187 ¡No sabían que el daño hecho por el hombre no puede repararse!
Pero cuando piensa que nadie lo observa, échale una mirada, y lo verás escupir su baba sobre la virtud.
190 … no te disputo la palma del mal,
¡Ay! Ya habían estado aquí, pues vi cómo sus alas rapaces trazaban, por encima de ti, el monumento de las espirales, como incitándote a apresurar el crimen.
191 … encerré a un ser humano en una prisión para gozar del espectáculo de sus sufrimientos, porque me había rehusado, con justo derecho, una amistad que no se concede a seres como yo?
No es la primera vez que la pesadilla de la pérdida momentánea de la memoria fija su residencia en mi imaginación, cuando, por las inflexibles leyes de la óptica, me sucede encontrarme frente al desconocimiento de mi propia imagen.
192 ¡Al fin había llegado el día en que sería cerdo! Probaba yo mis dientes en la corteza de los árboles, contemplaba mi hocico con delicia.
Escuchadme, pues,  … inagotables caricaturas de lo bello, que tomáis en serio el cómico rebuzno de vuestra alma.
193 me he unido a las piaras … para … cobrar, como si me correspondiera por derecho,
195 me atormentase el seso para fabricar … las melancólicas píldoras de la piedad,
196 la metáfora (esta figura de retórica presta mucho más utilidad a las aspiraciones humanas hacia el infinito de lo que normalmente siquiera intentan figurarse aquellos que están imbuidos de perjuicios o de falsas ideas, que al fin de cuentas son una misma cosa)
197 … sobre las olas bramadoras … la jauría errante de los recuerdos.
198 y me desplazó en el corazón de nuestros padres mediante las calumnias más inverosímiles.
207 la ley de reconstitución de los órganos mutilados,
213 ¡Lo real ha destruido los ensueños del letargo!
214 … y, por tu parte, el inolvidable voto de no desertar jamás de mi bandera, con el fin de serme fiel hasta la muerte?
Siempre brillará ante mi vista tu cabeza de serpiente, como un faro de injusticia eterna y de cruel dominación.
215 Hábitos dignos de ti. Ve… marcha siempre hacia adelante. Te condeno a un destino errabundo. Te condeno a estar solo y sin familia.
216 Si al fin has abierto los ojos, juzga tú mismo cuáles han sido las consecuencias de tu conducta. ¡Adiós! Me voy a respirar la brisa en los acantilados, pues mis pulmones casi sin aire piden a gritos un espectáculo más tranquilo y más virtuoso que el tuyo.
… vuestro ano infundibuliforme.
Legisladores de instituciones estúpidas, inventores de una moral estrecha, alejaos de mí, pues yo soy un alma imparcial.
217 Beso vuestros rostros, beso vuestros pechos, beso, con mis labios suaves, las diversas partes de vuestros cuerpos armoniosos … Ha sido necesario que entreabriera vuestras piernas para conoceros y que mi boca se suspendiera de las insignias de vuestro pudor. … mis labios insaciables. ¡Oh! Si en lugar de ser un infierno, el universo no hubiera sido más que un inmenso ano celeste, observad el ademán que hago en lugar de mi bajo vientre: sí, yo hubiera hundido mi verga a través de su esfínter sangrante, destrozando con mis movimientos impetuosos las propias paredes de su recinto. … y los ríos de mi esperma viscoso hubieran encontrado de ese modo un océano adonde precipitarse. … que venga a mi encuentro aquel que arde en deseos de compartir mi lecho; … La edad no disminuye la intensidad de los sentimientos, muy lejos de eso; y aunque mis cabellos se hayan vuelto blancos como la nieve, no es por causa de la vejez, todo lo contrario, es por una causa que vosotros ya conocéis. En lo que a mí respecta, no amo a las mujeres. Ni tampoco a los hermafroditas. Necesito seres que se me parezcan, en cuyas frentes la nobleza humana esté señalada con los caracteres más netos e imborrables.
219 Mis partes ofrecen eternamente el espectáculo lúgubre de la turgescencia.
Yo cambio de ropa dos veces por semana, aunque no sea la limpieza el motivo principal de mi determinación. Si no obrara así, los miembros de la humanidad desaparecerían al cabo de algunos días en medio de prolongados combates. En efecto, cualquiera sea la comarca en que me encuentre, ellos me molestan continuamente con su presencia hasta llegar a lamer la superficie de mis pies. ¡Pero cuál es el poder de mis gotas seminales, que pueden atraer a todo aquello que respira y posee nervios olfativos!
… el hechizo del inexplicable talismán que me concedió la Providencia.
¡cuántos siglos serán todavía necesarios para que la raza humana perezca totalmente por obra de mi pérfido cepo!
220 … ante todo poseer nociones precisas sobre los fundamentos de la moral, de modo que cada uno esté obligado a compenetrarse con el principio que manda hacer a otro lo que probablemente quisiéramos que nos hicieran a nosotros.
222 … el defecto imperdonable que lleva consigo la inconmovible situación de una falta de arrepentimiento vinculada con la ignorancia voluntaria en la que uno se sume.
223 … en medio de los conmovidos asistentes, pronuncia algunas palabras para enterrar más todavía al muerto en las mentes de los allí presentes.
224 Habla sin dejar de desvestirse.
227 … el recuerdo resulta a veces más amargo que la realidad misma.
… el carácter no se modifica de un día para otro, y tu voluntad siguió idéntica a sí misma.
Yo me preguntaba si, a favor de una noche oscura, te habrías dejado caer secretamente entre nosotros desde la superficie de alguna estrella, porque confieso, hoy que ya no es necesario fingir, que no te parecías a los jabatos de la humanidad, pues una aureola deslumbrante de rayos rodeaba la periferia de tu frente.
228 … y logramos alejarnos por la puerta opuesta de aquella solemne reunión de animales racionales, tan civilizados como los castores.
229 Bástete saber que esa traición, para mí inesperada, me hizo desear la muerte.
234 Pero sabed que la poesía se encuentra en todas partes donde no está la sonrisa estúpidamente burlona del hombre con cara de pato.
235 … un corazón que cesa de amar, se le apaga la vida.
236 ¿Por qué no considera mejor como un hecho anormal la posibilidad que ha tenido hasta ahora de sentirse exento de inquietud, y, por así decir, feliz?
238 … se pasearán gravemente por las avenidas de plátanos.
239 … el frasco que quizá contenga entre sus paredes de cristal el licor que vitaliza.
240 … había comprado peladillas,
241 “Joven, me intereso por usted; quiero que sea feliz. Será mi camarada y efectuaremos largas excursiones a las islas de Oceanía. Mervyn, sabes que te amo y no necesito probártelo. Me otorgarás tu amistad, estoy seguro. Cuando me conozcas mejor, no te arrepentirás de la confianza que puedas haberme demostrado. Te evitaré los peligros a que te exponga tu inexperiencia. Seré un hermano para ti, y nunca te faltarán buenos consejos. Para mayores explicaciones, encuéntrame, pasado mañana por la mañana, a las cinco, en el puente del Carrusel. Si todavía no hubiera llegado, aguárdame, aunque espero estar a la hora exacta. Haz tú lo mismo. Un inglés no perderá fácilmente la ocasión de ver claro en sus asuntos. Joven, te saludo, y hasta pronto. No muestres esta carta a nadie. … “Tres estrellas en lugar de la firma” … “y una mancha de sangre en la parte inferior de la página”.
242 … sigue siendo capaz, como en los días de su gloriosa juventud, de dominar el furor de los hombres y de las tempestades.
244 … una intensa y ardiente intimidad, cuando la perdición es convicta y confesa?
… vivimos en una época demasiado excéntrica, para asombrarse por un momento de lo que podría ocurrir.
… me inclino humildemente hacia sus rodillas, que abrazo.
245 Bello como el vicio congénito de conformación de los órganos sexuales del hombre … que me permita bajar por el río de mi destino,
247 ¿qué puede hacer la mejor de las intenciones al servicio de una causa justa contra los desórdenes de la alineación mental?
Guardaba un secreto resentimiento contra la idea del deber que le impedía conducirse a su antojo.
248 … el pájaro, después de levantar el cuello durante un relámpago, en la última manifestación de su sistema nervioso, volvía a caer … inerte parta siempre.
250 … se arrodilló, lleno de humildad, a los pies de su protector.
251 … revela su origen seráfico por sus ojos errabundos e indecisos.
253 Y Maldoror … recibe en los brazos a dos amigos … ¡el cadáver … y el garrote homicida!
254 … con el rostro humedecido por las lágrimas, imaginaba haber encontrado … en la puerta de la vida, un precioso sostén para el caso de futuras adversidades.
255 “Aprended para otra vez a ser prudentes hasta en vuestro oficio. Habéis estado a punto de comprobar, vosotros mismos, que de nada sirve practicar la inobservancia de esta ley”.
… no es oportuno concentrar en una cápsula la goma laca de cuatrocientas páginas triviales. Lo que pude ser dicho en una media docena de estrofas, hay que decirlo y después callarse.
262 A V I S O*  Esta publicación permanente no tiene precio. Cada suscriptor fija él mismo su suscripción. Contribuye, por consiguiente, con lo que quiere. Se ruega a las personas que reciban las dos primeras entregas que no las rechacen bajo ningún pretexto. *Este aviso figura en el reverso de la portada de la edición original.
263 … están dedicados, de una vez por todas, los prosaicos fragmentos que escribiré en la sucesión de las edades, y de los cuales, el primero comienza hoy a ver la luz, tipográficamente hablando.
265 Sólo hay un paso de las palabras a las ideas.
266 … el buitre misterioso que acecha la carroña de alguna ilusión muerta,
… un escritor que rueda por la pendiente de la nada
269 Y no es aquel que llegue a superarlo quien pueda haberlo inventado.
No a todos es dado abordar los extremos, sea en un sentido, sea en el otro.
270 Por favor, alejaos de mi presencia fabricantes al por mayor de acertijos prohibidos en los cuales yo no advertía antes a primera vista, como lo advierto hoy, la coyuntura de la solución frívola.
271 Habría torrentes de sangre en esas regiones caóticas llenas de hidras y de minotauros, de donde la paloma, espantada para siempre, huye de un vuelo. Habría un amontonamiento de bestias apocalípticas que no ignoran lo que hacen. Habría choques de pasiones, de resentimientos y de ambiciones, a través de los alaridos de un orgullo que no se deja leer, que se contiene, y cuyos escollos y bajos fondos nadie puede, ni siquiera aproximadamente sondear.
Sufrir es una debilidad cuando uno puede impedirlo y hacer algo mejor. Expresar los sufrimientos con un esplendor no equilibrado, significa demostrar, ¡oh moribundos de las marismas perversas!, todavía menos resistencia y valor.
273 … oh saltimbanquis de las perturbaciones incurables. (nota personal: 31 minutos)
La melancolía y la tristeza constituyen ya el comienzo de la duda; la duda es el comienzo de la desesperación; la desesperación es el comienzo cruel de los diferentes grados de maldad. Para convenceros de ello leed la “Confesión de un hijo del siglo”. La pendiente es fatal una vez que uno se lanza por ella. Es seguro que se llega a la maldad. Desconfiad de la pendiente. Extirpad el mal de raíz. No acariciéis el culto de adjetivos tales como indescriptible, inenarrable, rutilante, incomparable, colosal, que mienten desvergonzadamente a los sustantivos que desfiguran: los persigue la lubricidad.
 274 La descripción del dolor es un contrasentido. Hay que hacer ver todo por el lado bello.
No transmitáis a los que os leen sino la experiencia que se desprende del dolor, y que ya no es el dolor mismo. No lloréis en público.
276 Respiramos por los poros la violación del deber.
… veía salir a su profesor … llevando … una hoja de papel en la que se descifraba, con rasgos de azufre,
277 No acepto el mal. El hombre es perfecto. El alma no se aniquila. El progreso existe. El bien es irreductible. Los anticristos, los ángeles acusadores, las penas eternas, las religiones, son el producto de la duda.
278 Nada más imperfecto que el egoísmo de dos.
279 El hombre es tan grande que su grandeza se manifiesta sobre todo en que no quiere reconocerse miserable… Su grandeza refuta sus miserias. Grandeza de rey.
Tenemos libertad para hacer el bien… No tenemos libertad para hacer el mal… No hay nada incomprensible.
280 La poesía debe tener por objetivo la verdad práctica. Enuncia las relaciones que existen entre los primeros principios y las verdades secundarias de la vida.
Un poeta debe ser más útil que cualquier otro ciudadano de su tribu. Su obra es el código de los diplomáticos, de los legisladores, de los instructores de la juventud. Estamos lejos de los Homero, de los Virgilio, de los Klopstock, de los Camoëns, de las imaginaciones emancipadas, de los fabricantes de odas, de los mercaderes de epigramas contra la divinidad. ¡Retornemos a Confucio, a Buda, a Sócrates, a Jesucristo, moralistas que recorrían las aldeas sufriendo hambre! Es preciso contar en adelante con la razón, que sólo opera sobre las facultades que rigen la categoría de los fenómenos de la bondad pura.
El espíritu se rebela contra la chatarra, la mistagogia.
Los poetas contemporáneos han abusado de su inteligencia. Los filósofos no han abusado de la suya. El recuerdo de los primeros se apagará. Los últimos son clásicos.
281 ¿Qué escritor de entre vosotros, decidme, puede levantar - ¿qué pasa? ¿qué significan esos resoplidos de contrariedad – el peso del Monólogo de Augusto?
Le Père Célestin – Joseph Félix (1810 – 1891): predicador jesuita francés. Publicó muchos volúmenes de controversia religiosa.
282 La plegaria es un acto falso. La mejor manera de agradarle es indirecta, más conforme a nuestra fuerza. Consiste en hacer feliz a nuestra raza.
En lugar de decirlo, lo sugiere por sus actos.
No conozco más gracia que la de haber nacido.
283 El amor no constituye la felicidad.
Los hombres que han resuelto detestar a sus semejantes, ignoran que es preciso comenzar por detestarse a sí mismos.
Para hacer que el mal sirva a la causa del bien, comenzaré por decir que la intención del primero es mala.
Las palabras que expresan el mal están destinadas a adquirir un significado útil. Las ideas mejoran. El sentido de las palabras contribuye a ello.
El plagio es necesario. Está implícito en el progreso. Sigue de cerca la frase de un autor, se sirve de sus expresiones, borra una idea falsa, la remplaza por una idea justa.
284 Una máxima, para estar bien hecha, no requiere ser corregida. Requiere ser desarrollada.
El espectáculo de ese monstruo, de haber sido realidad, no me habría hecho morir de asombro: se muere por mucho más. Todo esto no necesita comentarios.
La razón y el sentimiento se aconsejan, se complementan.
Cuando un predecesor utiliza para el bien una palabra que pertenece al mal, es peligroso que su frase subsista al lado de la otra. Es mejor que la palabra conserve la significación del mal. … aquel que utiliza en pro del mal las palabras que pertenecen al bien, no lo posee. No es creído. Nadie querría usar la corbata de Gérard de Nerval. … Alusión al suicidio de Narval, que se ahorcó.
285 Perdemos la vida con alegría, con tal de que no se hable de ello.
286 El fenómeno pasa. Busco las leyes… Es preciso no dejarse dominar por lo accidental.
Colocad una pluma de ganso en la mano de un moralista que sea escritor de primer orden. Superará a los poetas.
El amor a la justicia en la mayoría de los hombres es tan sólo el valor para sufrir la injusticia.
Escóndete, guerra.
Expresa esa felicidad que resulta, en un momento dado, de saber contenerse en medio de las buenas o malas pasiones.
287 … los moralistas que sólo comprueban el mal sin indicar remedio.
Elohim está hecho a la imagen del hombre.
Varias cosas ciertas son contradichas. Varias cosas falsas no son contradichas.
288 La poesía debe ser hecha por todos. No por uno.
Para estudiar el orden no es necesario estudiar el desorden.
289 Luchar contra el mal es hacerle demasiado honor. Si permito que los hombres lo desprecien, que no dejen de aclarar que eso es todo lo que puedo hacer por ellos.
El hombre está seguro de no engañarse … (Nota personal: ¿?)
No estamos satisfechos con la vida que tenemos. Queremos vivir en la mente de los otros una vida imaginaria.
291 El hombre se aburre, busca esa multitud de ocupaciones… la felicidad … está en su interior,
Aunque la naturaleza nos hace felices en cualquier estado, nuestros deseos nos representan un estado de infortunio. Unen al estado en que estamos las penas del estado en que no estamos. Al llegar a esas penas, ya no seríamos infortunados por ellas, tendríamos otros deseos conformes a un nuevo estado.
Poco es lo que nos consuela, mucho es lo que nos aflige.
Las invenciones de los hombres van aumentando. La bondad, la malicia del mundo en general, no sigue siendo la misma.
292 El mejor modo de persuadir consiste en no persuadir.
Cuando un pensamiento se nos ofrece como una verdad que conoce todo el mundo, al tomar el trabajo de desarrollarlo, advertimos que es un descubrimiento.
La inconsciencia, el deshonor, la lubricidad, el odio, el desprecio de los hombres tienen su precio en dinero. La liberalidad multiplica las ventajas de las riquezas.
293 Hay que esperarlo todo, no temer nada del tiempo, de los hombre.
El orden domina el género humano. La razón, la virtud, no son lo más fuerte en él.
294 Si nuestros amigos nos prestan servicios, pensamos que por ser amigos nos los deben. No se nos ocurre pensar que nos deben su enemistad.
Nada está dicho.
302 Usted sabe, he renegado de mi pasado. Ya no canto sino la esperanza; pero para esto es necesario atacar ente todo la duda de este siglo (melancolías, tristezas, dolores, desesperaciones, lúgubres relinchos, perversidades artificiales, orgullos pueriles, maldiciones extrañas, etc.)
303 … mirar, a toda fuerza … el pueril reverso de las cosas.



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